Los políticos y su alineación con lo «Bello y lo Bueno»
Spireo comienza con la observación de que los políticos a menudo son percibidos como representantes de lo “Bello y lo Bueno”. Un dicho ruso sugiere cínicamente que siempre están a favor de lo positivo y nunca de las dificultades o lo malo. Spireo ve esto como una adaptación de la política a las tendencias y sentimientos actuales. Cuando cambia el ánimo, los políticos simplemente cambian su posición.
Spireo compara esta observación con las experiencias del socialismo, donde la ideología siempre destacaba lo Bello y lo Bueno: por las personas, por la paz y por una vida mejor. Según los informes de noticias, los planes a menudo se sobrecumplían y las fuerzas enemigas eran retenidas por el muro fronterizo. La voluntad del pueblo se implementaba casi por completo, como lo demuestran los resultados electorales con más del 99% a favor de los partidos del bloque.
La importancia del Frente Nacional en el socialismo
En el socialismo había varios partidos, pero todos perseguían el mismo objetivo. El llamado Frente Nacional era una estructura política que luchaba contra todo lo malo y «no tan bonito». Spireo traza paralelismos con la época actual, donde la demanda de unidad y conformidad en ciertos temas también está presente.
Hoy parece similar a los días de la DDR: quien no está a favor de lo Bello y lo Bueno es percibido como un enemigo de la sociedad. Esto también fue el caso cuando alguien se oponía al Partido o al Frente Nacional: rápidamente se interpretaba como un ataque a la paz y a las personas.
La hipocresía detrás de la fachada de lo «Bello y lo Bueno»
Spireo lo llama hipocresía, afirmar que uno siempre está a favor de lo Bello y lo Bueno, porque nadie puede tener siempre esa opinión. En la historia, como en la era del nacionalsocialismo, la culpa a menudo se delegaba a una figura central como el «hombre con el bigote», mientras que otras personas se sometían a la represión. De manera similar, en la DDR, no fue solo Honecker quien tenía la responsabilidad. En cambio, eran las personas normales, maestros, policías y vecinos, quienes sostenían el sistema.
Spireo enfatiza que aunque los políticos puedan encarnar lo Bello y lo Bueno, es la sociedad la que apoya esta actitud. Después del final del socialismo, muchas personas cambiaron repentinamente de opinión. Aquellos que antes creían en el socialismo se convirtieron en opositores: un fenómeno conocido como «Wendehälse.»
Paralelismos con la actualidad
Hoy en día, Spireo reconoce patrones similares: los políticos promueven lo Bello y lo Bueno, pero a menudo se preocupan más por temas globales que por las preocupaciones de sus votantes. Una cita de Mario Adorf lo ilustra: «Si alguien es responsable de todo, no es responsable de nada.» Lo Bello y lo Bueno se utiliza hoy como argumento para varias medidas políticas, como en temas de energía.
Spireo critica que la población a menudo no cuestiona ni entiende estos desarrollos, lo que refleja una cierta indiferencia. Muchos de los eventos actuales recuerdan a la DDR, y Spireo pide una observación cuidadosa de estas tendencias. Paso a paso, lo que la gente valoraba se está alterando a través de la concentración en lo Bello y lo Bueno.
Para concluir, Spireo señala que la comunicación honesta es necesaria para reconocer y prevenir estos desarrollos. Sin un diálogo abierto, el relato de lo Bello y lo Bueno continúa, sin que la sociedad realmente cuestione lo que hay detrás.